viernes, 18 de noviembre de 2011

Póster de presentación del programa

“Rompiendo Barreras significa que no hay límites”

 Es así como Guadalupe, integrante del programa radial que se emite quincenalmente por Radio Estación Sur, define el sentido del nombre elegido. Un proyecto que nació como taller de comunicación dentro del Hospital de día del Servicio de Salud Mental del Hospital San Martín, y terminó siendo un espacio formal en una emisora local.

Rompiendo Barreras es un programa radial producido y conducido por pacientes del Hospital de día del Servicio de Salud Mental del Hospital San Martín. Desde el 5 de septiembre, Lilian, Micaela, Marcelo A., Marcelo L., Guadalupe, Luciano, Hernán y Joni tienen 30 minutos quincenales para volcar todo lo trabajado en el Taller de Radio que realizan también de manera quincenal. Con la lógica de “un lunes taller, un lunes programa” este espacio se transforma en testigo y protagonista del alto grado de potencial transformador de la comunicación articulada a un espacio terapeútico.
“La radio es una forma de comunicarnos a nosotros mismos. Es un puente que nos conecta con la realidad” dice Luciano, pieza clave en esta historia. Es que todo comenzó a raíz de su marcado interés por la escritura y las explícitas ganas de vincularse de algún modo al periodismo. Fue en ese momento cuando Andrea González, coordinadora del hospital de Día, convocó a tres estudiantes de Comunicación Social con el fin de potenciar esas capacidades y ganas literarias. De los primeros encuentros surgió la posibilidad  y la necesidad de extender la propuesta a todo el grupo, dando lugar así a un taller optativo de comunicación.
De esta manera, durante todo el 2010 se realizó el taller, que no tardó en redefinirse como un Taller de Radio, “gracias a las características del lenguaje y el soporte que prometían mayor factibilidad en términos económicos y además se mostraba como un espacio terapéutico novedoso y de grandes potencialidades”, según relatan sus ideólogos.

Un proyecto de extensión
Pero lo que había nacido como un pequeño taller para satisfacer la necesidad de expresarse de algunos de los pacientes, se salió, afortunadamente, de las manos de todos. Las expectativas y el entusiasmo –además del trabajo permanente- crecieron y el taller necesitó tomar nuevas dimensiones. Los recursos debían extenderse y los materiales radiofónicos eran indispensables para el taller. Fue así como Lucía Pacheco y Ayelén Vázquez, esas estudiantes de Comunicación Social que habían llegado más bien por curiosidad y ganas de dar una mano, presentaron junto a Andrea González, un Proyecto de Extensión a la UNLP a finales de 2010.
Para lograrlo conformaron un equipo interdisciplinario con la Cátedra de Psicología Social de la FPyCS y con la Cátedra de Psicología II de Trabajo Social, y lo presentaron en la Facultad de Trabajo Social, con la dirección de Alfredo Carvalleda. El proyecto fue aprobado y financiado. Las cosas comenzaban a salir cada vez mejor.
La financiación del proyecto era la grabación de 10 micros radiofónicos. Sin embargo, uno de los miembros del equipo, Nelson Piñeyro, fue el nexo con Radio Estación Sur, y lo que comenzó como pequeños préstamos del estudio, terminó siendo la posibilidad –concretada al fin- de un espacio quincenal de media hora para un programa propio.
Es así como surgió Rompiendo Barreras, un espacio radiofónico que se emite en vivo los lunes de 13.30 a 14 horas, íntegramente producido y conducido por quienes decidieron comenzar a romper, todos los días, una nueva barrera.

La comunicación como un proceso de construcción

Las coordinadoras del taller de radio que prepara semana a semana el programa Rompiendo Barrerras aseguran que la falta de teoría al respecto hace que todo se aprenda con la práctica. De qué manera la comunicación, asociada a un paradigma de salud mental comunitaria, logra fortalecer vínculos y romper barreras de todo tipo.

Ayelén Vázquez y Lucía Pacheco son las talleristas del taller de radio que se lleva adelante desde el año 2010 con personas externadas del área psiquiátrica del Hospital de Día del Hospital San Martin. Su objetivo principal no se queda sólo en producir una pieza sonora, y no es nada simple: buscan mejorar la forma de relacionarse mejor a través de la comunicación.
"Hicimos todo al revés" asegura Ayelén cuando intenta explicar cómo articulan las teorías comunicativas con el paradigma de salud mental que manejan los profesionales del Hospital. Y se refiere al orden atípico con el cual se desarrolló el taller, porque el marco teórico de las prácticas se fue construyendo junto con la aparición de las necesidades que la práctica misma fue demandando. Y ésa, en algún punto, es una de las características que posibilitó el crecimiento del taller en el último año.
El hecho de no atarse a una única teoría, o de evitar presuponer que cualquier situación puede responder a una fórmula comunicativa, permitió que poco a poco, Lucía y Ayelén aprendan a solucionar situaciones y problemáticas que demandan tiempo, paciencia y predisposición. Claro que defienden una idea de comunicación que parte de la horizontalidad, y por eso, las teorías de Paulo Freire aparecen al hablar de alguna guía para definir su metodología, ya que un punto freiriano principal es considerar a la comunicación como un proceso dialógico y bidireccional.
"Desde una perspectiva como la nuestra no hay antecedentes registrados de experiencias similares, por eso no empezamos con una metodología clara. Leímos un montón sobre escritos de Alfredo Olivera, director de la radio del Hospital Borda, La Colifata, y su proceso de desmanicomialización, pero en este caso nosotras partimos de perspectivas superadoras de la lógica manicomial" explica Lucía. Es por eso que la construcción de un marco teórico para el taller sólo pudo darse junto con las prácticas, ya que otras experiencias que se dieron en simultáneo como la del Centro de Salud Mental Comunitaria Franco Basaglia aún no tienen registro, justamente porque se dieron en forma paralela.
Por otro lado, la existencia de un equipo interdisciplinario (uno de los puntos que propone la nueva Ley de Salud Mental) brinda a las comunicadoras una caja de herramientas que enriquece su trabajo desde disciplinas como el trabajo social y la psicología. "Lo bueno es que ninguna de las disciplinas tiene más peso que otra al momento de planificar las tareas o solucionar los problemas. Todos tenemos algo para aportar" explica Ayelén, y Lucía agrega " no tenemos vergüenza de preguntar cuestiones referidas a las otras áreas de trabajo, no podemos saberlo todo y por eso existe un equipo interdisciplinario".
La idea de llevar adelante una comunicación terapéutica generó en las talleristas un proceso de aprendizaje en conjunto con los pacientes, en relación a cómo afrontar situaciones, cómo respetar la historia personal de cada uno y, principalmente, cómo eliminar poco a poco la estigmatización que existe en la sociedad respecto a la salud mental. Por eso, el objetivo de este taller no es simple y los resultados pueden camuflarse y pasar desapercibidos, pero están. "Damos seis pasos para adelante y uno para atrás, pero para cuando retrocediste un lugar, ya habías avanzado cinco, y eso es un montón" dice Lucía, mientras que Ayelén se pregunta si, cuando ellas creen que retrodecen, realmente lo están haciendo.
"Logramos entre todos trabajar en grupo, que parece una pavada para alguien que está acostumbrado, pero costó mucho lograr mantener a un lado las individualidades para trabajar en forma colectiva. El colectivo es un logro", afirma Lucía al pensar en el recorrido del taller, que hoy se ve cristalizado en Rompiendo Barreras. Ese es otro de los logros comunicativos más importantes, pasar de ser un taller que producía piezas grabadas que no salían al aire para convertirse en un programa quincenal emitido por Radio Estación Sur.
Los resultados de una experiencia interdisciplinaria y horizontal como la de este taller son difíciles de conseguir y responden a los ambiciosos objetivos de un espacio que en vez de buscar ocupar el tiempo de las personas para que no molesten, apuesta a la comunicación en su sentido más rico: intercambiar, escuchar y construir en conjunto.

Ley de Salud Mental

La nueva Ley de Salud Mental fue sancionada en Noviembre del 2010 por el Senado de la Nación, en respuesta a los años de lucha por la dignificación de las personas con problemas de salud mental de distintos grupos e instituciones que, como sucede generalmente en los procesos de búsqueda de reivindicaciones, representan a las minorías de la sociedad. Algunos de los principales puntos centrales de la ley son: priorizar acciones y servicios de carácter ambulatorio para evitar el encierro, garantiar los derechos de los pacientes neuropsiquiátricos a no ser estigmatizados, llevar adelante un tratamiento personalizado, prohibir la internación de los pacientes por considerarlos "peligrosos" y promover dispositivos alternativos como casas de convivencia y hospitales de día.
Aquí el link para ver el texto completo de la ley: http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/salud/s_mental/archivos/ley448.pdf

jueves, 17 de noviembre de 2011

Desmanicomialización colectiva



La Facultad de Trabajo Social de la UNLP fue centro de una jornada llamada La Facultad en la calle, en la que un grupo de artistas del Borda demostró, junto con la participación de los presentes, qué es y cómo se logra la desmanicomialización.

“¿Están preparados para vivir una manicomialización? Porque están todos locos”, así comenzó el sábado 12 de noviembre la intervención que realizó el frente de artistas del Hospital Borda, que encontró en el patio de la Facultad de Trabajo Social de la UNLP un espacio para intervenir una jornada cultural de la manera que les resulta más cómoda: a través del arte.
Cuatro personas con batas blancas, cintas de peligro y bolsas de papel madera en las manos rodean un grupo expectante y dispuesto a participar. “Tienen que poner el cuerpo y estar en nuestras manos, como en el manicomio”, advierten.
Según se definen, el frente de artistas del Borda es “una organización que a través de 11 talleres produce arte que trasciende los muros, cuestiona el imaginario social de la locura y propone la desmanicomialización: una atención inclusiva de las personas con sufrimientos mentales.
Los de las batas blancas son doctores. Manipulan a quienes esperan sentados intentando descubrir qué sucede, les tapan las cabezas con las bolsas marrones y simulan pinchazos en sus brazos, mientras una voz potente dice: “atala más fuerte, que sienta quién tiene el poder, más medicación por allá”
“Nuestra lucha es por la igualdad de los derechos del que padece sufrimiento mental, contemplando los afectos, garantizando vivienda, trabajo y educación, y la manicomialización nos desiguala”, asegura el frente de artistas. Reparten folletos explicativos contando su lucha y dejando sus datos, y comparten con los presentes un material pequeño que contiene la nueva Ley Nacional de Salud Mental.
Mirtha Otazua, trabajadora social, abogada y colaboradora del frente explica que la disputa actual es por el cumplimiento de la nueva ley, por la reinserción en la sociedad de los pacientes dados de alta y por la desestigmatización de la locura. “Entre todos tenemos que desmanicomializar la sociedad”, propone el frente.
Cada cabeza aislada en las bolsas experimenta ese encierro, esos pinchazos, esos gritos. Cuando llega el momento, todos se sacan las bolsas, y uno de los doctores pregunta qué sintieron. Dolor, grita un chico. Impotencia, grita una chica.
Los doctores están ahora apresados en un espacio cercado con cintas de peligro. Sin dudarlo, quienes ya liberaron sus cuerpos del encierro se levantan del piso, se acercan a los nuevos presos y, en un acto simbólico que pone fin a la intervención, rompen las cintas y eligen liberar también a los trabajadores de la salud.
Sólo así se produce la desmanicomialización.


Poesía

La vida hay mucho camino y muchos por enfrentar
Hay una persona que tuvo que enfrentar la vida de muy niña
y aún de grande la sigue enfrentando
Luly de muy chica sólo tuvo el apoyo de ella misma
porque tuvo a su madre y a la vez no la tuvo
Pero una vez decidió ser alguien
y hoy es alguien y se siente feliz
por las personas que la rodean
que son muy importantes para su vida
Logra la fe y la esperanza
a través de lo que ama.
                                                                     Guadalupe

Un perro sorprende a un gato

Intenté por todos los medios deshacerme de un karma animal. Maullaba como diciendo: "Otra vez no, a mí no me tiene que volver a tocar". Ahí estaba el perro del vecino con una mirada asesina, tanto como si quisiera acabar con todos los gatos del mundo. No tuve ganas de volver a enfrentar ese obstáculo que representa el malestar de hoy y el resto de mi vida.
Un día que era verano, con la panza llena de comida, no tuve mejor idea que hecharme a tirar una siesta, lejos de los perros y mis animales pares. Necesitaba disfrutar del sol, el cielo descubierto de nubes y la brisa suave de verano, recostado en el verde césped. Pero esa tranquilidad deseada se fue agotando, con la llegada del can que me suele fastidiar en mi tiempo libre. Enseguida me enseñó los dientes, y refunfuñando me tuve que meter en la casa de mi amo.
Me sentía amenazado con la rpesencia del dogo, que instintivamente se divertía maltratándome. Hablo del perro del vecino. Pr todos los medios traté de buscar una solución que me liberara del problema.
Una noche que no advirtiera mi presencia me decidí a caminar por el tejado a platicar con otros gatos en busca de aliados. Por desgracia tengo un tempreamento bastante fuerte, y ante la presencia de mis semejantes no hago más que bufar con un comportamiento evitativo.
Para colmo, esa noche estaba esperándome el malvado perro. Por ello tuve que quedarme toda la noche esperando que se duerma, para pasar ligeramente cerca de él y alejarme. Finalmente quise llegar a un acuerdo con el perro y le dije:
-¿No sería mejor que viviéramos en paz sin necesidad de que me estés persiguiendo para cazarme?
Y el perro, con actitud pícara, contestó:
-Escuchame amigo mío, la naturaleza es sabia. Si no viviéramos instintivamente, no seríamos animales.
                                                                                                    Luciano

En el aire

Rompiendo Barreras invadió el aire de la FM Estación Sur el lunes 5 de Septiembre del 2011, con una propuesta diferente: media hora de programación que producen y conducen pacientes externados del área de salud mental del Hospital San Martín. La idea es hacer programas temáticos cada 15 días, con historias, debates, poemas, opiniones y por supuesto, música, que pueden escucharse por www.radioestacionsur.org o por fm 91.7.
 Micaela, Leticia, Guadalupe, Marcelo L., Marcelo A., Luciano, Joni, Lilian y Hernán llevan adelante el proyecto que fue impulsado desde el taller de radio al que concurren en el hospital, con el apoyo de un equipo interdisciplinario coordinado por la Licenciada en Psicología Andrea González. Se trata de "decir cosas que queremos y necesitamos decir" afirmó Luciano, quien se encarga de la conducción, "es como una apertura a distintas cosas que nunca antes había hecho" comentó Marcelo, y es ésa apuesta a algo distinto lo que hace de Rompiendo Barreras un programa especial.
La idea es charlar al aire cuestiones del día a día que interesen a quienes conforman el espacio, al mismo tiempo que se busca encontrar identificación por parte de la audiencia. Y de éso se trata el nombre: superar los obstáculos de la vida diaria, romper barreras.
Los participantes del programa encuentran en la radio una forma de expresión, al mismo tiempo que buscan una forma de comunicar y conectar con los oyentes, y eso se refleja en el modo en el que abordan los debates. Cada Lunes, Rompiendo Barreras demuestra que no es el resultado final de un taller, si no, algo que recién empieza.

Cuarto Programa

El cuarto programa contó con la presencia de Andrea Gónzalez, Licenciada en Psicología, y Nadia Rodriguez, Trabajadora Social,  que fueron entrevistadas por Luciano y explicaron en qué consiste el centro de día del hospital San Martín. El tópico del programa tuvo que ver con un balance realizado sobre la semana de la salud mental, conmemorada del 10 al 17 de Ocutbre, que contó con una jornada con  bandas, actividades y radio abierta de Rompiendo Barreras.

Tercer Programa

El tercer programa giró en torno a los sentimientos, y desde la perspectiva del programa, los conductores no intentaron ocultar su opinión al respecto. Micaela y Marcelo compartieron visiones y momentos personales y en la reflexión final remarcaron la importancia de la contención emocional y familiar.
Descargar el programa aquí: http://www.radioestacionsur.org/audios/fotos/RB/RB3-031011.mp3

Segundo Programa

En la segunda emisión, más cómodos con el aire y los roles de cada uno, se realizó un debate sobre la salud mental con dos subtemas: qué tan importante es estar bien con uno mismo y qué rol juega la voluntad propia y la familia al momento de buscar el bienestar tanto físico como mental. En esta oportunidad, Rompiendo Barreras contó con un invitado especial que aportó a la discusión desde su experiencia personal, Rolando, un ex-compañero del taller y el hospital de día.
Descargar el programa aquí: http://www.radioestacionsur.org/audios/fotos/RB/RB3-031011.mp3

Primer programa

 El primer programa, además de funcionar como presentación, giró en torno al amor y el autoestima, y contó con historias, opiniones y un poema escrito por Micaela, co-doncuctora de Rompieno Barreras.
Descargar el programa aquí: http://www.radioestacionsur.org/audios/fotos/RB/RB1050911.mp3

Salud Mental Comunitaria

Andrea González, licenciada en Psicología y docente en la Universidad Nacional de La Plata, es la coordinadora del Hospital de día del Servicio de Salud Mental del Hospital San Martín. Desde el 2004 forma parte del equipo interdisciplinario que lleva adelante una propuesta de trabajo que considera a la salud mental como una situación problema que no puede reducirse meramente a lo biológico, sino que debe pensarse desde diferentes cuestiones que tienen que ver con lo psíquico, con lo social, con lo vincular.  Una propuesta que se sitúa lejos del paradigma tradicional del encierro.

—¿Cómo conciben, desde el centro de día, a la salud mental?
— Desde acá, el mismo dispositivo nos encuadra dentro de un modelo de atención en salud comunitaria. Esto es algo que nos diferencia de lo que viene siendo el modelo asistencial tradicional, con la existencia del manicomio, que tuvo su hegemonía hasta los años 60. Este es el modelo clásico de atención ante una situación donde se concibe al sujeto como enfermo; hay una enfermedad, se lo asiste y la intervención más directa ante una situación de enfermedad es disponer de una internación. Durante años eso se concibió como un método terapéutico, pero terminó siendo para muchos un método de castigo, en cuanto a que las situaciones en las que están las instituciones y las medidas que se toman en su interior, el encierro, el aislamiento que producen, llevó a lo largo de los años a entender que ese dispositivo que es el manicomio no servía o, lo que es peor, sí servía, pero a los fines del control social.
Lo que nosotros trabajamos acá es esto: ubicar que estamos con una persona que sufre y que no tiene que ver sólo con una enfermedad; tiene que ver con un montón de situaciones y otras variables en juego y ahí entra lo que es nuestra concepción de la salud mental: no es una enfermedad o cuestión ubicada en lo biológico, sino que también interactúan cuestiones que tienen que ver con lo psíquico, con lo social, con lo vincular. Nosotros en lugar de pensar en casos o pacientes pensamos en situaciones-problemas, son problemas a resolver de situaciones complejas, porque hay diferentes situaciones que produjeron la crisis para esa persona, y son muchas situaciones en las que hay que ir interviniendo y viendo.

—Entonces es éste el paradigma que toma el centro de día para proponer la metodología de trabajo en talleres…
Sí, y desde ahí se proponen diferentes actividades. La idea de los talleres trata de correrse también de la idea de pensar en actividades “sólo para mantenerlos ocupados”, que es la perspectiva que ha tenido el manicomio. Entonces en ese sentido, las actividades tratan de poder acercarse lo más posible a las necesidades de ellos.
Todas las actividades buscan un mismo fin: primero, tener un efecto terapéutico, en cuanto a la posibilidad de repercutir en su estado de salud, y después, acercarles herramientas de las diferentes modalidades que hay, desde la radio, el taller de macramé, musicoterapia, educación física. Cada uno busca desde el objeto, desde la actividad concreta, desde la producción concreta que realiza que esto pueda tener un efecto en cada uno de ellos.

—¿Hay articulación entre los talleres entre sí?                             
—Sí, porque nosotros somos un equipo estable de gente que trabaja en el hospital, y a eso se suman los talleristas de algunos de los talleres que vienen  por fuera de la institución; algunos participan de proyectos de extensión, otros vienen ad honren.
El punto en común es la reunión de equipo, porque entendemos el trabajo desde algo que también hace a una perspectiva de la salud mental diferente, que es el abordaje interdisciplinario. Porque entendemos que como, justamente, no estamos ante un caso-problema sino ante una situación problemática, la situación se aborda desde la posibilidad de que diferentes miradas puedan acercar una respuesta posible.

—Esta perspectiva de trabajo tiene que ver con la Nueva Ley de Salud Mental?
—Sí, por supuesto. Antes que eso, tiene que ver con esto que comentaba de que a partir de los años 60 aparece el campo de la salud mental en contraposición con el abordaje pensado sólo desde la psiquiatría, que era la única disciplina que intervenía, en forma hegemónica, sobre el padecimiento mental. Entonces, la interdisciplinariedad, junto con estos dispositivos, junto con el abordaje de lo que es la intersectorialidad, la integración de las distintas instituciones, la mirada que se corre de la cuestión biológica, es parte de un nuevo paradigma a partir de los años 60 de lo que se llama la salud mental comunitaria.
Obviamente, lo que ha sido un paso importantísimo es que  a partir del año pasado este paradigma ha tenido la posibilidad de que tome forma desde una ley, porque la ley lo que hace es plasmar los lineamientos principales de ese modelo de abordaje.

—O sea que las luchas en este sentido se venían dando desde mucho antes de la sanción de la ley…
—Sí. Nosotros acá estamos desde el 2004 y hay otros dispositivos, como el Romero, que han tenido sus centros de salud mental desde hace 10 o 15 años. Y si uno habla a nivel nacional, han sido pioneras provincias como Río Negro, o San Luis, en cierta reforma que hizo, o la cuidad de Buenos Aires misma, con todas sus idas y vueltas.

—Pero siguen existiendo los manicomios…
—Sí, lamentablemente sí. No es fácil pensar que los manicomios van a desaparecer de un momento para otro, porque tampoco me parece que sea la manera. Siempre se habla de que se trata de un proceso de cambio, de transformación, que arranca primero por la cabeza, y después pasa por las institucionesaggiornarse.

— ¿Cuál es la situación actual de la ley?
—Está en una nebulosa tal que circula una especie de imaginario social: ¿está reglamentada o no está reglamentada?, ¿está vigente o no está vigente? Pero en realidad ya es de orden público, el otro día en el Foro de la Salud Mental se decía: “ya está vigente y es de alcance nacional”, entonces en relación a eso hay que actuar aggiornados a la Nueva Ley. Si uno quiere hacerla respetar, parecería que está. Pero bueno, se están implementando todos lo cambios que se van proponiendo; algunos son a corto plazo, otros son a la largo plazo.